La evaluación interaccional en la clase de ELE
Karine Jetté
Universidad de Montreal
Tesis doctoral bajo la dirección del profesor Enrique Pato
2016
Los quizzes orales
El quiz oral favorece la producción de conversaciones totalmente libres e imprevistas, que los alumnos construyen cooperando en pareja. Como su nombre indica, esta mini prueba oral es una breve actividad sumativa que consiste en participar en una discusión improvisada de diez minutos con uno de los compañeros de la clase. Se trata de un diálogo cara a cara realizado en clase, y para asegurar la brevedad del ejercicio, incluso con grupos numerosos, cada miembro del equipo tiene la responsabilidad de grabar la conversación con su celular personal mediante el uso de una aplicación gratuita, como Enregistreur de voix facile y Voice Record Pro. Al final de la actividad, cada equipo envía el fichero audio a su profesor por correo electrónico. De este modo, el docente no interviene en la discusión y los estudiantes, al trabajar de manera autónoma, están confrontados con los desafíos que supone el hecho de conversar de manera sostenida sin usar la función pausa ni consultar al docente ni utilizar su material escolar, como el diccionario, el libro de texto y los apuntes del curso.
El único recurso puesto a la disposición de los alumnos principiantes es el mapa mental que se proyecta en la pantalla al iniciar el quiz para ilustrar el tema a abordar. Por su parte, los estudiantes de los niveles intermedios pueden trabajar a partir de diferentes tipos de soportes audiovisuales, como un texto, un cortometraje, un vídeo, un podcast, el fragmento de un programa de una emisora de radio, entre varios otros documentos disponibles en Internet.
Fase preparatoria
La fase preparatoria influye de manera considerable en la percepción de dominio en los estudiantes y es imprescindible entre los alumnos principiantes para que puedan participar en el ejercicio interactivo con cierto grado de eficacia y fluidez, que haga que se sientan satisfechos después de haber terminado el examen. Sin embargo, es fundamental que haya un vacío de información razonable que garantice la espontaneidad e imprevisibilidad del intercambio oral en clase. Por tanto, la etapa de planificación debe estar al servicio de la interacción y no limitar la espontaneidad del intercambio oral.
Para ello, los alumnos reciben, dos semanas antes del examen, una guía preparatoria en la que se precisan los objetivos de la prueba, su duración, el material autorizado, los criterios de corrección y las nociones a revisar.
En el caso de la primera prueba del nivel A1 los estudiantes deben repasar las palabras interrogativas, las dos primeras personas de los primeros verbos estudiados y el vocabulario relacionado con el tema de las presentaciones en español. En el segundo examen deben estudiar diez expresiones que les permitan describir su casa y revisar las dos primeras personas de los verbos irregulares relacionados con el tema de la rutina cotidiana.
Puesto que la primera prueba oral del nivel A2 se centra en la expresión de los gustos, los alumnos deben repasar los verbos como gustar, mientras que en el segundo quiz oral deben recordar las dos primeras personas de los tiempos verbales estudiados durante el primer mes de la formación, a saber, el presente de indicativo, el futuro perifrástico, el presente continuo y el pretérito perfecto.
Finalmente, para el primer quiz oral del nivel B2 revisan el léxico visto en clase que permite expresar su opinión y hablar de la tecnología, mientras que en la segunda actividad evaluativa estudian las expresiones que ayudarán a justificar su opinión, defender su punto de vista y argumentar. Puesto que el quiz oral final sirve de ejercicio integrador y que los alumnos tienen más experiencia al final de la sesión, la última fase preparatoria consiste en recordar a los alumnos que deben revisar los elementos conversacionales presentes en el repertorio interaccional y ampliarlos variando las expresiones que usen durante el examen (cf. contenidos interaccionales).
Objetivos
El objetivo del quiz oral es doble. Por un lado, su función principal está estrechamente relacionada con el fomento de hábitos interaccionales y, por otro, sirve de ejercicio de integración encaminado a medir los aprendizajes realizados en el plano conversacional.
Para determinar la facilidad con la que el aprendiz ha alcanzado las finalidades previstas en cada una de las etapas de la formación de 45 horas, el primer quiz oral del nivel A1 sirve de síntesis para verificar la integración de las nociones estudiadas que permiten presentarse. La segunda actividad mide la asimilación de los contenidos adquiridos más adelante en el curso, invitando a los alumnos a describir su casa o su rutina, según sus preferencias. A su vez, los pretextos para hablar del quiz final actúan como elemento integrador que engloba varios de los temas abordados en el curso y posibilitan la observación de distintas dimensiones del aprendizaje. En efecto, el alumno no solo debe mostrar un uso eficiente del componente estratégico conversacional, sino también movilizar estrategias de aprendizaje. En este contexto, la formación no es lineal sino circular, es decir el ejercicio apela a nociones aprendidas en etapas previas y su reutilización en un contexto distinto exige recurrir a técnicas de organización para maximizar la retención de la información y asegurar su reactivación, de forma que esté disponible en una situación comunicativa real (Sánchez Lobato et al. 2004: 16 y 491, Alonso 2012: 43).
En cuanto a los alumnos del nivel A2, el primer quiz oral se centra en temas familiares, como la moda, la tecnología y los idiomas, por citar solo algunos. La segunda mini prueba oral pretende abrir un espacio de comunicación flexible que alterna entre la descripción de experiencias presentes y pasadas, de manera que se observe el uso de los tiempos verbales en un contexto de intercambio oral espontáneo. El ejercicio de síntesis final establece, por su parte, una conexión entre los contenidos estudiados previamente para asegurar una consolidación duradera.
Finalmente, los estudiantes del nivel B2, más experimentados a la hora de participar en una conversación improvisada, abordan temas cuyo nivel de complejidad está determinado por la necesidad de emplear términos más especializados, abstractos y argumentativos, como la tecnología y la adicción al celular en el quiz 1, la interpretación personal del cortometraje Hasta los huesos (Guevara y Castillo 2001) en el quiz 2, y la elección de la persona más imprescindible para justificar que se salve de una isla en llamas en el quiz 3. En los tres niveles los temas de las actividades orales y los actos de habla que permiten producir respetan las etapas en la que se sitúa el alumno en su aprendizaje adecuándose a la descripción global de la competencia comunicativa presentada en el MCER (Consejo de Europa 2002: 26).
Objetivo comunicativo
Cada mini prueba oral comprende un objetivo comunicativo ‒o extralingüístico‒ para evitar que la tarea se limite a conversar por conversar (Giovannini et al. 1996: 60, Alonso 2012: 160), lo que puede afectar el nivel de implicación de los estudiantes y la eficacia con la que se realiza la tarea. En el primer examen del nivel A1 los alumnos saben que, tras haber completado la prueba sumativa, se procederá a una discusión formativa en la que deberán presentar a su colega al resto de la clase. De este modo, los estudiantes mantienen un nivel de implicación alto a lo largo de la actividad para obtener la información que les permita lograr el objetivo extracomunicativo. En el caso de la conversación basada en la descripción de la casa y la rutina diaria los estudiantes deben hacerse preguntas para encontrar tres puntos que tengan en común. Por su parte, la actividad de síntesis final desemboca en una actividad grupal formativa en la que los alumnos podrán exponer al resto de la clase tres cosas que no saben a propósito de su colega de trabajo.
Se usan las mismas estrategias para suscitar la motivación en el nivel A2, excepto en la primera prueba oral en la que se propone un desafío comunicativo para aumentar su nivel de compromiso desde el primer quiz oral. Después del examen se les pide que participen en un juego comunicativo de carácter formativo llamado El que más. La actividad consiste en determinar quién, de entre todos los miembros del grupo, habla más idiomas, usa Facebook más a menudo y tiene el celular más moderno. Al explotar el aspecto lúdico es posible pensar que la función del objetivo comunicativo no solo permite intervenir en el plano motivacional, sino que contribuye también a reducir el nivel de ansiedad en los estudiantes y crear un buen ambiente de trabajo.
En cuanto a los estudiantes del nivel B2, saben que después de cada quiz oral se procederá a la puesta en común para que expliquen al resto de la clase por qué están de acuerdo o no con la posición de su colega, lo que permite generar debates improvisados formativos.
El examen oral secuenciado
Al igual que los quizzes orales que son frecuentes y continuos, los exámenes orales secuenciados se realizan dos veces durante el semestre, excepto en el nivel universitario donde se prevé un solo examen oral. Como su nombre indica, se trata de una prueba constituida de diferentes actividades comunicativas organizadas de manera que se asegure una progresión adecuada que facilite su realización. Al igual que los exámenes del DELE y SIELE (Instituto Cervantes 2012, 2014 y 2016, SIELE 2016), el examen oral secuenciado consiste en proceder por una serie de etapas cuyos objetivos, contenidos, materiales, duración, forma de trabajo y número de ejercicios varían según el nivel del aprendiz, la competencia que se desee observar y los recursos disponibles (Bordón 2000: 168-169, 2004a: 993-994, 2006: 212-220, 2015: 24).
Parte preparada: la exposición oral
El alumno del nivel básico puede personalizar el examen parcial ‒el examen oral secuenciado 1‒ escogiendo uno de los tres temas indicados en la guía preparatoria, que le permite mostrar la integración de contenidos presentados en clase para hablar de su lugar preferido, describir a una persona a quien admira mucho o presentar sus actividades preferidas para el fin de semana. Obviamente, tiene la posibilidad de cubrir el tema a partir de un ángulo nuevo, presentándolo desde un punto de vista que no haya sido explotado en clase. Por ejemplo, podría decidir describir un país o un personaje famoso. En la prueba final ‒el examen oral secuenciado 2‒, el aspecto cultural pretende enriquecer el repertorio de conocimientos lingüísticos y socioculturales del alumno invitándolo a profundizar sobre un elemento cultural característico del mundo hispano abordado en clase. Esta parte del examen es flexible y cada estudiante puede escoger un tema diferente, ya se relacione con la música, el cine, las artes, los deportes, entre varias otras opciones disponibles.
En lo que atañe al nivel A2, el alcance del objetivo relacionado con la descripción de experiencias pasadas se asemeja a la estructura del examen del nivel A1. El alumno tiene la oportunidad de dar cuenta de la asimilación del componente léxico y gramatical estudiado al usar los tiempos de la narración, el vocabulario relacionado con los ocios, los viajes y las etapas de la vida para describir una anécdota de viaje, un recuerdo feliz o su infancia.
Finalmente, el contenido del primer examen de los estudiantes del nivel B2 se relaciona con la actualidad mediante tres opciones centradas en el uso del sitio BBC mundo, que implican presentar una noticia insólita, un evento relacionado con el mundo hispano o una situación que se quiere denunciar. En el segundo examen el objetivo general es permitir a los estudiantes argumentar a partir de diferentes temas vinculados en producciones cinematográficas, televisivas y numéricas. Por tanto, la exposición oral está relacionada con las metas del MCER por el monólogo sostenido entre los alumnos intermedios, para quienes se espera que describan sus reacciones ante diferentes temas más especializados, como el exponer sus opiniones tras la lectura de un libro o la proyección de una película (Consejo de Europa 2002: 62).
Además de complementar la evaluación de la competencia comunicativa apoyando ciertas partes del examen en la observación exclusiva de elementos lingüísticos, la estructura y el contenido de la primera sección del instrumento de evaluación contribuyen a crear condiciones ideales para la realización del examen, generando en el aprendiz un sentimiento de control al completar la tarea comunicativa. Esta percepción positiva de sus capacidades y competencias se deben al aprendizaje circular que hace que pueda revisitar nociones adquiridas en clase y profundizarlas en casa durante la etapa preparatoria, lo que indica también la coherencia de la actividad que, por un lado, está estrechamente relacionada con la enseñanza y el aprendizaje y, por otro, respeta los objetivos establecidos en cada uno de los niveles de la formación.
Parte improvisada: conversación alumno-alumno
Por lo que respecta a la última parte improvisada del examen oral secuenciado, la conversación libre en pareja, presenta las mismas características que las del quiz oral, en el sentido de que pretende ser una discusión de registro neutro ‒ni formal ni coloquial‒, sirve para observar la movilización de recursos y habilidades interaccionales, permite la cooperación entre los participantes, no implica la participación del docente y comprende un objetivo extralingüístico.
Para los alumnos del nivel básico la tarea consiste en conversar con su compañero de clase para conocerlo más. Entonces, el ejercicio sigue basándose en el tema de las presentaciones, pero contrariamente al primer quiz oral que implica recurrir a las primeras nociones básicas del curso, la conversación del primer examen oral secuenciado permite abordar temas nuevos, como hablar de su horario y la frecuencia de sus actividades escolares en comparación con sus ocios. Por su parte, la conversación de la prueba final implica hablar de su barrio y de su ciudad preferida.
En cuanto a los estudiantes universitarios del nivel A2 deben conversar con su colega de modo que al final de la tarea cada pareja pueda exponer los puntos que tienen en común. Se trata de una actividad de síntesis flexible que permite mostrar un uso eficaz de un conjunto de conocimientos variados, tanto en el plano gramatical ‒presente, pasado y futuro‒ como temático ‒estudios, trabajo, viajes, planes, gustos e intereses, entre otras varias posibilidades‒.
En el curso de nivel B2 si en el primer examen oral secuenciado los estudiantes deben reaccionar ante el tema escogido por su compañero de clase, como por ejemplo el uso de las pieles animales en la moda, los cambios climáticos, los prejuicios y la inmigración, en la prueba final la conversación aborda dos dimensiones temáticas. El tema central se fundamenta en el cine y la actividad preparatoria consiste en asistir a la clase que se consagra a la proyección de la película Un cuento chino (Borensztein 2011) una semana antes del examen oral. La primera parte de la conversación consiste, entonces, en comentar diferentes aspectos de la película, como su título, el actor principal, la historia, el final, las características del español hablado en Argentina y la pertinencia de ver una película en un curso de español. El objetivo es que los alumnos se expresen, justifiquen sus opiniones y argumenten cuando no coincidan con las observaciones de su colega. En la segunda etapa de la conversación libre los estudiantes deben reaccionar ante la exposición oral del compañero de trabajo que consiste en proponer otra película o teleserie que hayan visto en español. La finalidad es que el estudiante A intente persuadir al estudiante B y que este manifieste su interés indicando por qué la recomendación cinematográfica de su compañero le parece interesante o no.
Parte improvisada facultativa: descripción de una imagen
Además de las dos tareas comunicativas basadas en la interacción oral y en la exposición oral, cabe mencionar ahora la fase del examen consagrada a la presentación improvisada de una imagen. En el nivel A1, cuando el tamaño del grupo permite proceder a la descripción espontánea de una foto, se proyecta en la pantalla una ilustración relacionada con los objetivos establecidos y el nivel del alumno: la descripción de su entorno (Consejo de Europa 2002: 26). En el primer examen las fotos empleadas permiten movilizar nociones relacionadas con la descripción básica de personas ‒datos personales, profesión, pasatiempos, vida familiar, horario de trabajo, aspecto físico, entre otros contenidos vistos en clase‒, mientras que en el examen final la foto exige que la descripción se realice usando los contenidos lingüísticos que permiten hacer una descripción general de un barrio y una ciudad. En la guía preparatoria del primer examen procuramos dar un ejemplo a los alumnos principiantes para proporcionar un modelo claro que ilustra el desarrollo de esta parte de la prueba oral. Las fotos seleccionadas ofrecen varias posibilidades comunicativas. Para que los alumnos se familiaricen con este tipo de ejercicio y experimenten la flexibilidad de la tarea, les proponemos participar en una actividad formativa que consiste en describir dicha foto. Para ello, pueden optar por una descripción física del hombre en la foto, lo que les permite realizar un aprendizaje circular y reactivar algunas de las nociones que emplearon durante el primer quiz oral. Sin embargo, el objetivo y la duración del examen no permiten que los estudiantes se limiten a repetir los contenidos estudiados en las primeras semanas de la formación y deben mostrar igualmente la integración de nociones nuevas. Por tanto, la foto les permite hablar de todas las actividades que realiza ese hombre antes y después del almuerzo, además de proceder a una descripción más creativa presentando sus hipótesis y suposiciones en cuanto a su nombre, su personalidad, su trabajo, sus pasatiempos, entre varias otras posibilidades.
Fase preparatoria
Dos semanas antes de que los estudiantes tomen parte en la prueba oral, reciben una guía preparatoria en la que se precisa la ponderación, su estructura, la duración de cada una de sus etapas, el material autorizado, los criterios de corrección y el horario de citas ‒entre 10 y 15 minutos‒ para cada una de las parejas formadas por el docente. Es importante precisar que las imágenes solo se enseñan a los alumnos cuando se inicia el examen, por lo que no tienen acceso al material usado en la prueba para mantener el vacío de información y garantizar la autenticidad de la interacción oral. La fase de preparación cumple, entonces, tres funciones precisas. Está encaminada a asegurar la transparencia del proceso de evaluación, minimizar el impacto del estrés comunicativo entre los aprendices y facilitar la realización del examen ofreciéndoles la posibilidad de prepararse en casa, especialmente a la hora de planificar la exposición oral.
En cuanto a las exigencias, la secuenciación y el material autorizado en cada una de las dos pruebas, la guía preparatoria precisa que el objetivo del examen es mostrar la integración de las nociones estudiadas, por lo que los alumnos del nivel inicial deben privilegiar los verbos del presente de indicativo para evitar cometer errores al emplear estructuras y tiempos verbales estudiados en otras etapas de la formación, como los tiempos de la narración que forman parte de los objetivos de aprendizaje del nivel A2 (Instituto Cervantes 2006: 130-131). Por otra parte, para evitar que lean el texto redactado en casa durante la exposición oral, les pedimos que resuman sus ideas elaborando un mapa conceptual que no conste de más de veinte palabras. Además de servir de ayuda memoria para facilitar la organización de la información necesaria a la presentación oral, el diagrama, al igual que la foto en el celular que sirve para guiar la descripción, constituye uno de los elementos visuales que permiten rebajar el nivel de ansiedad entre los aprendices.
Si bien la guía preparatoria indica claramente la estructura de la prueba, en clase dejamos a los estudiantes la libertad de consultarse y ponerse de acuerdo para determinar el orden con el que prefieren proceder para realizar el examen. Es posible pensar que esta estrategia influye de manera positiva en el plano emocional y contribuye a generar un sentimiento de control más importante entre los alumnos.
Duración de las tareas comunicativas
Otro elemento importante que caracteriza el examen oral secuenciado es la duración de la parte dedicada a la evaluación de la expresión oral, que es más breve en comparación con la interacción oral. De manera general, el ejercicio fundamentado en la produccion oral, es decir la expresión e interacción orales combinadas, dura entre 3 y 5 minutos con los alumnos del nivel básico, mientras que los estudiantes intermedios hablan entre 5 y 7 minutos. Puesto que el objetivo principal es medir las habilidades interaccionales en la clase de ELE, la duración de la parte consagrada a la expresión oral no excede dos minutos para poder dedicar el resto de la cita a las tareas orales improvisadas. Con los grupos compuestos de menos de 20 alumnos, el horario de citas permite organizar encuentros de 15 minutos por pareja, una duración ideal para poder recibir a los estudiantes al principio del examen, darles las instrucciones, aclarar las dudas, realizar el conjunto de las actividades previstas, concluir el examen y asegurar una transición armoniosa entre cada cita. En este caso, las partes improvisadas pueden representar los dos tercios del examen: aproximadamente 4 minutos consagrados a la descripción de la imagen en pareja y 5 minutos para completar la conversación improvisada en equipo de dos. Para que la prueba oral sea viable con los grupos de más de veinte alumnos, es necesario limitar el número de pasos a dos ‒la exposición oral y la conversación en pareja‒ y reducir la duración de las citas a 10 minutos por equipo. La producción oral de cada estudiante no puede superar los 5 minutos.
La fase del examen oral secuenciado dedicada a la descripción de una foto tiene, por lo general, una duración aproximada de 4 minutos. Los alumnos saben que podrán trabajar en colaboración para compartir sus ideas y que el profesor intervendrá para hacerles preguntas. Para garantizar la presencia constante de un vacío de información que justifique la improvisación de las respuestas, y evitar que los estudiantes se consultaren antes o después de la cita, es necesario prever un banco de 5 fotos en cada examen.
Frecuencia de las pruebas orales
Por lo que atañe a la frecuencia de los quizzes orales, se realizan tres veces en el marco de un curso de 15 semanas para asegurar una progresión constante en el aprendiz. Cumplen igualmente una función capacitadora, encaminada a facilitar la realización de los exámenes orales parcial y final del nivel colegial, y la prueba oral final en el caso de un curso de nivel universitario ‒el examen oral secuenciado‒. Por tanto, con los alumnos principiantes la repartición de los quizzes orales, que tienen lugar en las semanas 6, 8 y 12, constituyen ejercicios preparatorios eficaces antes de realizar las pruebas orales de las clases 9 y 14. Se aplica el mismo sistema de evaluación con los estudiantes del curso A2 con quienes los quizzes se realizan en las clases 4, 9 y 13, mientras que en el nivel B2 se hacen en las semanas 6, 9 y 13. La brevedad de la actividad facilita su combinación armoniosa con los otros componentes del curso, de forma que se integre de manera eficaz al resto de la formación y a las otras modalidades de evaluación.
Al igual que los quizzes orales que son frecuentes y continuos, los exámenes orales secuenciados se realizan dos veces durante el semestre, excepto en el nivel universitario donde se prevé un solo examen oral. Constituyen pruebas de etapa encaminadas a establecer un balance a mitad del período lectivo (parcial o intermedio) y al final. Su peso es más significativo en la nota final del alumno. Otorgamos, en general, un 10 % al examen parcial y un 15 % al final, lo cual hace que la evaluación de la competencia oral totalice el 35 % de la nota global del estudiante. Consideramos que este modelo representa un escenario pedagógico ideal, pues respeta la PIEA (política institucional de evaluación de los aprendizajes) del nivel colegial y propone un equilibrio en el plano curricular en el que se insiste tanto en las destrezas que posibilitan la comunicación oral como en las habilidades escritas o en los exámenes escritos en clase.
El portafolio oral
Según un grupo de investigación en la evaluación de los aprendizajes del nivel colegial (GRÉAC 2015: 41), las corrientes actuales en el ámbito de la evaluación se centran principalmente en la dimensión cognitiva del proceso certificador, por lo que además de medir las competencias del alumno, se consideran ahora las estrategias con las que se alcanzan las metas establecidas. En consecuencia, ya no solo se valora el producto ‒o la producción y la actuación‒, como por ejemplo una conversación de cinco minutos entre dos estudiantes, sino también el proceso, esto es la manera con la que el alumno aprende a interactuar oralmente (Bordón 2006: 283, Tardif 2006: 250, Côté 2014: 19 y 2015: 4-8). El uso del portafolio ‒también conocido como evaluación por carpetas, carpeta de aprendizaje, dossier de aprendizaje y dossier de progresión (Barberà Gregori 1999: 144, Bordón 2006: 292, Tardif 2006: 262-263, Scallon 2008: 20-21)‒ es uno de los instrumentos más utilizados para dar cuenta de la movilización del componente estratégico en el plano del aprendizaje.
De manera más precisa, el portafolio oral cumple dos funciones básicas: una administrativa y otra didáctica. La primera hace referencia a la conservación en la plataforma pedagógica usada en la institución de enseñanza, como por ejemplo Léa y Moodle, las muestras orales más significativas, que ilustren tanto el aprendizaje realizado a lo largo de la sesión como la diversidad de las pruebas usadas para medir todas las dimensiones de las habilidades comunicativas (cf. figura 4).
Figura 4. El portafolio oral
Entre las diferentes modalidades de evaluación que forman parte de los cursos de quince semanas en Quebec, especificamos que el 35 % de la nota final del alumno se establecerá mediante la creación de un portafolio oral, compuesto de tres actividades capacitadoras (los quizzes orales) y dos pruebas de etapa (los exámenes orales secuenciados). La terminología cumple una función importante, pues al evitar la expresión exámenes orales para denominar la gran categoría reservada a la evaluación de la producción oral se quiere insistir en la concepción de un sistema de medición fundamentado en la frecuencia, la constancia y la progresión. Se desea integrar las tareas evaluativas orales para que se conciban como cualquier otra actividad pedagógica y formen parte integrante de la formación. El objetivo es evitar que se cree una especie de ruptura que haga que las fases de la evaluación se realicen al margen de los períodos del curso consagrados al proceso de enseñanza-aprendizaje (Barberà Gregori 1999: 146, Escobar y Nussbaum 2002: 47, Tardif 2006: 131). Con el portafolio oral se insiste, pues, en el carácter fundamentalmente continuo del modelo de evaluación interaccional y en el papel de guía del docente en un contexto de examen (Bordón 2006: 285 y 289).
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